FLAASHVORTEX

VOKI

viernes, 23 de noviembre de 2012

CARACTERISTICAS DE LA RELIGIÓN INCA


La religión Inca respetaba las creencias y costumbres de cada comarca, pero también exigía que se le rindiese homenaje a Inti, Dios principal, y que se entregaran los debidos tributos. La imposición de Inti iba de la mano con las conquistas territoriales. El más famoso de sus templos era el Coricancha, en Cuzco, que brillaba sobre todo por todo el oro con que estaba adornado, aunque su construcción estructural no presentase demasiada refinación: el plano era idéntico al que presentaban las construcciones de las casas familiares. En su jardín se realizaba la fiesta de la siembra, cuando el emperador sembraba simbólicamente pepas doradas de maíz, que pasaron a formar parte del inventario del rescate de Atahualpa, y que dio origen a algunas leyendas que afirmaban que todo en el jardín era de oro: árboles, hierbas, flores e insectos.

Algunos historiadores han afirmado que la existencia del Dios creador se remonta a la civilización Tiahuanaco, pero según el autor es la representación de un mismo Dios que se ha venerado en toda América, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego: el Dios creador y héroe civilizador. El gran Dios crea todas las cosas, instaura leyes, enseña técnicas a los hombres, y luego se retira no sin anunciar su retorno; tal es la constante.

Según textos escritos por misioneros e indígenas que plasmaron los cantos al Creador, Viracocha era el creador del Sol y de los otros dioses, de los hombres y del alimento. Quizás uno de los textos más representativos es aquel que logró escribir el indígena Yamqui Pachacuti en el siglo XVII

Los incas solían no desprenderse nunca de ciertas figurillas de piedra que representaban algún Dios; se trata de las conopas, “hermanas de los incas”. Pachacuti llevaba una de Illapa.

Los meses de los incas seguían a la Luna por lo que tenían dificultades para hacerlos concordar con el calendario solar, decisivo a la hora de las siembras. Por eso Pachacuti mandó construir en Cuzco cuatro torres que según la época del año, anunciarían el momento adecuado para la siembra.

Numerosas fiestas alegraban la vida de los incas, por lo general duraban algunos días en cada mes y hasta semanas para las fiestas más importantes, como para el término de grandes trabajos o para la celebración del Dios Inti; ésta última coincidía con la veneración al Inca, el Inti de la tierra, durante el solsticio de Invierno austral, en Junio, que los indígenas andinos llamaban Inti Raymi. Durante el festejo el Inca se hacía acompañar por sus familiares y esperaba al sol con los pies desnudos; cuando aparecían los primeros rayos todos se postraban; luego el Inca se levantaba con los brazos extendidos y le arrojaba besos; llenaban dos copas con licor de maíz y ofrecía una de ellas (la derecha) al sol; todos saltaban de júbilo cuando el Inca derramaba la copa en señal de que Inti la había aceptado.

Otra gran fiesta era la de septiembre, llamada Sitowa, en que el pueblo se purificaba y expulsaba todos los males; cuatro grupos de cien guerreros completamente armados empezaban a correr hacia los cuatro puntos cardinales en señal de persecución; varias leguas más allá plantaban sus lanzas y con ello quedaba establecido que los males no pasarían de ese lugar. El pueblo también imitaba tal rito cazando males imaginarios en el aire. Los guerreros luego se bañaban ellos y a sus armas en los ríos para limpiarse de todo mal. Los habitantes de la ciudad perseguían con las antorchas a los males de la noche, sobrevivientes de los que habían escapado a las lanzas del día. Todos festejaban con cantos y bailes y terminaban la fiesta con un baño en el río, expulsando a viva voz a todos los males y pidiéndoles a los Dioses un buen año.

El sacerdocio incaico estaba estructurado en base a una jerarquía muy parecida a la real y administrativa; también tenía un gran jefe, el Viraoma, el gran sacerdote del Sol, generalmente tío o hermano del Sepa-Inca. Los sacerdotes que lo ayudaban en sus labores eran todos miembros de la nobleza. Cumplían diversas funciones, y al parecer eran llamados según aquellas: médicos, adivinos, confesores o inmoladores.

Cuando se trataba de pequeñas adivinaciones a particulares leían “la marcha de las arañas, la disposición de las hojas de coca o el correr de la saliva por sus dedos”, o también recurrían a tiradas de maíz interpretando las cosas según si salían pares o impares; pero cuando se trataba de leer la suerte del imperio recurrían a las vísceras animales, soplando por ejemplo por la tráquea e inflando los pulmones, de manera a poder leer sobre las venas.

2 comentarios: