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VOKI

domingo, 25 de noviembre de 2012


Este es un trabajo que realice mientras estudiaba en la universidad hace muchos años, por lo cual carece de citas bibliográficas, pido excusas por eso.

RECOMENDACIONES


EL ESTUDIANTE DEBE TENER CONOCIMIENTO SOBRE REGIONES GEOGRÁFICAS DE AMÉRICA DEL SUR, CONTAR CON MAPAS A LA MANO, DISCIPLINA PARA ESTUDIAR EL TEMA.

OBJETIVOS



OBJETIVO GENERAL:

Promover el aprendizaje de las personas entorno a la cultura Inca.


OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

-Aprovechar lo que ofrece la tecnología, para todas aquellas personas que no pueden asistir a un aula de clase.

-Verificar que el tema sea de interés para los estudiantes con discapacidad física.

-Las nuevas tecnologías facilitan el acceso al aprendizaje a poblaciones alejadas de las grandes ciudades.

CONTENIDO

viernes, 23 de noviembre de 2012

CARACTERISTICAS DE LA RELIGIÓN INCA


La religión Inca respetaba las creencias y costumbres de cada comarca, pero también exigía que se le rindiese homenaje a Inti, Dios principal, y que se entregaran los debidos tributos. La imposición de Inti iba de la mano con las conquistas territoriales. El más famoso de sus templos era el Coricancha, en Cuzco, que brillaba sobre todo por todo el oro con que estaba adornado, aunque su construcción estructural no presentase demasiada refinación: el plano era idéntico al que presentaban las construcciones de las casas familiares. En su jardín se realizaba la fiesta de la siembra, cuando el emperador sembraba simbólicamente pepas doradas de maíz, que pasaron a formar parte del inventario del rescate de Atahualpa, y que dio origen a algunas leyendas que afirmaban que todo en el jardín era de oro: árboles, hierbas, flores e insectos.

Algunos historiadores han afirmado que la existencia del Dios creador se remonta a la civilización Tiahuanaco, pero según el autor es la representación de un mismo Dios que se ha venerado en toda América, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego: el Dios creador y héroe civilizador. El gran Dios crea todas las cosas, instaura leyes, enseña técnicas a los hombres, y luego se retira no sin anunciar su retorno; tal es la constante.

Según textos escritos por misioneros e indígenas que plasmaron los cantos al Creador, Viracocha era el creador del Sol y de los otros dioses, de los hombres y del alimento. Quizás uno de los textos más representativos es aquel que logró escribir el indígena Yamqui Pachacuti en el siglo XVII

Los incas solían no desprenderse nunca de ciertas figurillas de piedra que representaban algún Dios; se trata de las conopas, “hermanas de los incas”. Pachacuti llevaba una de Illapa.

Los meses de los incas seguían a la Luna por lo que tenían dificultades para hacerlos concordar con el calendario solar, decisivo a la hora de las siembras. Por eso Pachacuti mandó construir en Cuzco cuatro torres que según la época del año, anunciarían el momento adecuado para la siembra.

Numerosas fiestas alegraban la vida de los incas, por lo general duraban algunos días en cada mes y hasta semanas para las fiestas más importantes, como para el término de grandes trabajos o para la celebración del Dios Inti; ésta última coincidía con la veneración al Inca, el Inti de la tierra, durante el solsticio de Invierno austral, en Junio, que los indígenas andinos llamaban Inti Raymi. Durante el festejo el Inca se hacía acompañar por sus familiares y esperaba al sol con los pies desnudos; cuando aparecían los primeros rayos todos se postraban; luego el Inca se levantaba con los brazos extendidos y le arrojaba besos; llenaban dos copas con licor de maíz y ofrecía una de ellas (la derecha) al sol; todos saltaban de júbilo cuando el Inca derramaba la copa en señal de que Inti la había aceptado.

Otra gran fiesta era la de septiembre, llamada Sitowa, en que el pueblo se purificaba y expulsaba todos los males; cuatro grupos de cien guerreros completamente armados empezaban a correr hacia los cuatro puntos cardinales en señal de persecución; varias leguas más allá plantaban sus lanzas y con ello quedaba establecido que los males no pasarían de ese lugar. El pueblo también imitaba tal rito cazando males imaginarios en el aire. Los guerreros luego se bañaban ellos y a sus armas en los ríos para limpiarse de todo mal. Los habitantes de la ciudad perseguían con las antorchas a los males de la noche, sobrevivientes de los que habían escapado a las lanzas del día. Todos festejaban con cantos y bailes y terminaban la fiesta con un baño en el río, expulsando a viva voz a todos los males y pidiéndoles a los Dioses un buen año.

El sacerdocio incaico estaba estructurado en base a una jerarquía muy parecida a la real y administrativa; también tenía un gran jefe, el Viraoma, el gran sacerdote del Sol, generalmente tío o hermano del Sepa-Inca. Los sacerdotes que lo ayudaban en sus labores eran todos miembros de la nobleza. Cumplían diversas funciones, y al parecer eran llamados según aquellas: médicos, adivinos, confesores o inmoladores.

Cuando se trataba de pequeñas adivinaciones a particulares leían “la marcha de las arañas, la disposición de las hojas de coca o el correr de la saliva por sus dedos”, o también recurrían a tiradas de maíz interpretando las cosas según si salían pares o impares; pero cuando se trataba de leer la suerte del imperio recurrían a las vísceras animales, soplando por ejemplo por la tráquea e inflando los pulmones, de manera a poder leer sobre las venas.

DIOSES INCAS



AYAR CACHI: Ayar Cachi, uno de los cuatro hijos del Sol, cuando salió junto a su esposa a buscar el lugar donde vivir, cada piedra que tiraba con su honda, podía desmoronar montañas, hacer valles y hasta precipicios.

CATEQUIL: El dios Catequil mandaba rayos desde el cielo y hacía llover.

INTI: Significa "El Sol", llamado "Siervo de Viracocha". Era el dios más importante ya que era él que daba vida y calor a todos los seres vivos y hacía crecer a las plantas. Ejercía además la soberanía actual en el plano divino, del mismo modo que un intermediario, el Emperador, llamado "Hijo de Inti", reinaba sobre los hombres. Se adoraba en múltiples santuarios, para rendirle ofrendas de oro, plata, y ganado, así como las llamadas vírgenes del Sol. El templo principal del dios Sol estaba en Cusco y era atendido por unos sacerdotes especiales denominados "Vilca-oma" que provenían de un mismo Ayllu (comunidad de campesinos unidos por vínculos familiares, que tenían antepasados en común y habitaban un mismo territorio). Es representado por un gran disco de oro macizo, rodeado de rayos y llamas.

MAMA COCHA: Mama Cocha o "Madre del Mar".

MAMA QUILLA: Es la "Madre Luna", Esposa del Sol, y madre del firmamento, de ella se tenía una estatua en el templo del Sol, a la cual una orden de sacerdotisas le rendía culto, dicha orden se extendía a lo largo de toda la costa.

MAMA SARA: Era la "Madre del Maíz".

PACHA MAMA: Es reconocida como la divinidad de la tierra, productora de alimentos y a veces identificada como una niña pequeña, vive bajo la tierra) y en el interior de las montañas, tenía un culto muy extendido por todo el imperio, puesto que era la encargada de propiciar la fertilidad en los campos.

PAC HACÁMAC: El dios Pachacámac hacía mover la tierra cuando se enojaba con los hombres, era el señor de los temblores. Es casi una reedición de Viracocha, venerado en la costa central y más tarde incorporada al Imperio Inca.

VILCA-OMA: Los Vilca-oma eran sacerdotes y estaban encargados de controlar que las ceremonias religiosas se realizaran en el momento establecido por el calendario religioso.

VIRACOCHA: es una divinidad claramente celeste y con características solares, fue la primera divinidad de los antiguos Tiahuanaco, proveniente de Titicaca, al igual que su homónimo Quetzalcoatl, surgió del agua, había ordenado el mundo desde el principio, creó el Sol y la Luna y la primera generación de gigantes que vivían en la oscuridad. Repartió a los hombres los animales y plantas sobre la tierra enseñando a cazar y a cultivar. Viracocha dividió el mundo en cuatro partes: Chinchaysuyu (al oeste), Collasuyu (al este), Antisuyu (al norte) y Cuntisuyu (al sur). Después, ordenó salir a los hombres de las cuevas, de las fuentes, del subsuelo en las regiones del Chinchaysuyu y Collasuyu. Una vez terminada la creación Virachocha envió bajo tierra a todos los Antepasados y desde allí surgieron, desde grutas, montañas, lagos o troncos, lugares sagrados. Dado que el culto del Dios creador suponía un concepto intelectual y abstracto, dicho culto estuvo limitado a la nobleza. Igual como el Dios Nórdico Odín, Viracocha fue un dios nómada y como aquél, tenía un compañero alado, el pájaro Inti, gran sabedor incluso de los acontecimientos futuros. Se dice que Viracocha seguía el camino del sol, perdiéndose en el océano y quedaba después en el cielo.

RITOS FUNERARIOS


Al igual que las otras poblaciones de la región andina, los incas creían que la vida continuaba después de la muerte. Los muertos entraban a forma parte del misterioso mundo de los huacas, término que designaba genéricamente a todo aquello (amuletos, ídolos, santuarios) que guardaba conexión con un poder sobrenatural, con una fuerza oscura.

Se debía suministrar a los muertos una morada confortable y un ajuar adecuado para afrontar la nueva vida que habrían de encontrar. Si no se sentían a gusto o se veían abandonados regresarían súbitamente, para arrastrar consigo el alma de algún pariente, que les hiciera un poco de compañía.

En las zonas costeras, las tumbas estaban constituidas por profundos pozos cavados en la arena. En el altiplano, sobre todo en la región sagrada del lago Titicaca, se alzaban en cambio las chullpas, torres redondas o cuadradas que se construían con gruesos bloques de piedra, superpuestos.

Los difuntos eran sometidos a un proceso de embalsamamiento parcial (el clima árido hace que el cuerpo se seque, sin descomponerse) y se colocaban en los sepulcros sentados o en posición fetal, envueltos en mantas, espléndidas prendas tejidas que a veces eran verdaderas obras de arte. A los personajes de cierta jerarquía se les colocaba sobre el rostro una mascarilla de oro.

Al lado de la momia se depositaban alimentos, un poco de maíz, algunos cuencos conchicha -una especie de cerveza extraída del maíz-. Junto a las provisiones, las herramientas de trabajo, los objetos de la vida cotidiana, las pequeñas cosas por las cuales en el curso de su existencia terrena el difunto había mostrado predilección o afecto: el telar, la lana para hilar, los adornos, si se trataba de una mujer, o un juguete a la vera de los cuerpos más pequeños de los niños.